miércoles, 27 de octubre de 2021

Tom Cabeza Vacía

 


TOM CABEZA VACÍA


Pequeños grumetes, voy a contaros cómo yo, Tom Cabeza Vacía, llegué a ser pirata. Resulta que odiaba ir al colegio,y tener que estudiar y hacer deberes, así que cuando el famoso capitán pirata Barbadepega pasó por mi ciudad buscando jóvenes marineros aspirantes a ser piratas, me apunté el primero. Y es que en el barco de Barbadepega había que dedicar todo el tiempo a buscar tesoros,y si se encontraba a alguien estudiando o leyendo se le encerraba en el cuarto de las ratas para ser devorado por ellas.

Así fue como empezó mi vida de pirata buscatesoros. Pero era una vida difícil. Trabajaban duro limpiando y cuidando el barco y, además, los mapas que encontrabamos llevaban siempre a pequeños tesoros. Y después de repartirlos apenas conseguíamos lo suficiente para comprar un poco de comida y algo de ropa, así que eramos mucho más pobres que ricos. Eso sí, Barbadepega nos animaba constantemente con promesas de grandes tesoros y canciones que recordaban que en aquel barco no hacía falta leer ni estudiar.


Pero un día alguien del barco me robó la poca comida que me quedaba, y dos días después sentí tanta hambre que decidí entrar al cuarto de las ratas para comerme una. Nadie se atrevía a acercarse allí, y yo lo hice de noche y a escondidas. Pero, al entrar, no encontré ni una sola rata, sino un cuarto secreto, limpio y recogido, lleno de… ¡libros!

Entonces oí unas voces que se acercaban y solo pude esconderme y escuchar…

Cuando salí del falso cuarto de las ratas estaba furioso. Barbadepega y su contramaestre eran unos estafadores. Estudiaban y leían sobre antiguos y fabulosos tesoros, pero los buscaban a escondidas de todos y se los quedaban para ellos. Para sus marineros solo nos dejaban ridículos tesoros que ellos mismos escondían de vez en cuando.

Pero no era esto lo que más me enfadó: lo que de verdad me llenó de rabia fue oír cómo Barbadepega se reía de sus incultos marineros y sus cabezas vacías, de nosotros, de lo fácil que era engañarnos y de lo tontos y pobres que seguiríamos siendo siempre por haber dejado los estudios para irnos con un pirata!!!

Aquello me espabiló y, desde ese momento, esperaba cada noche a que todos durmieran para visitar el cuarto de las ratas, donde pasaba el tiempo estudiando todo tipo de libros. Pronto me di cuenta de que aprendiendo sobre tantas cosas se me ocurrían mejores ideas, y encontraba formas de hacer casi todo mejor y más rápido, aunque disimulaba comportándome como el más tonto de los marineros.

Y cuando, al cabo de algunos años, comprobé que ya era capaz de averiguar dónde se escondían los tesoros, incluso antes que Barbadepega, decidí abandonar el barco pirata. Justo una semana después, ocurrió lo inimaginable: por primera vez alguien se adelantó a Barbadepega, Fuí yo!!!! y cuando éste llegó, el tesoro ya no estaba. En su lugar solo encontraron una calavera hueca de sonrisa burlona, colocada sobre una montaña de libros.Ese fue mi escudo y bandera, la calavera burlona.


Con lo que gané con mi primer tesoro, compré mi propio barco y busqué mi propia tripulación. Pero, al contrario de lo que hacía Barbadepega, yo solo admitía gente estudiosa. Y, en lugar de engañarles, les animaba a buscar los tesoros conmigo, y compartía con ellos la mayor parte de lo que conseguía. El resultado fue que, entre tanta gente sabia, encontrábamos los tesoros mucho antes, y el malvado Barbadepega solo llegaba a tiempo de encontrar cabezas vacías y burlonas cada vez que intentaba descubrir un nuevo tesoro. Y ni sus más pegadizas canciones, ni sus más exageradas promesas, pudieron impedir que todos sus marineros le abandonaran para retomar sus estudios y tratar de conseguir una plaza de pirata sabio en el famoso barco de Tom Cabeza Vacía, mi barco.


No hay comentarios:

Publicar un comentario